El Lucero del Alba
Ishtar, la diosa más poderosa de Mesopotamia, gobernaba el amor, la fertilidad y la guerra. Su mito más impactante es su descenso al inframundo, donde perdió todo su poder y fue colgada como un cadáver hasta que el dios Enki la resucitó, restaurando la vida en la Tierra.
Su influencia trascendió Uruk, convirtiéndose en Astarté, Afrodita y Venus, y su símbolo, la Mano de Ishtar, perdura hoy como la Mano de Fátima.
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